lunes, 22 de junio de 2015

Pasito a pasito

¡Muy buenas a todos! ¿Qué tal os va el verano? Aquí os traigo una nueva página que espero leáis a la sombra o en un lugar fresco.

Como ya os dije cuando os hablé de New Life, mi intención es publicarla para que os llegue a vosotros, pero para ello hay que seguir varios pasos que no sé cuánto tiempo total me van a ocupar. Hoy os hablaré de los pasitos que di la semana pasada.

En la diada de St. Jordi, autores a los que pregunté cómo podía avanzar para publicar la historia me dieron muy buenos consejos, uno de ellos, registrar la historia antes de enviarla a ningún sitio, básicamente por seguridad, que no debería pasar nada pero la cosa está muy mal en cualquier ámbito y es mejor prevenir que lamentar. Poco después, me di un paseíllo por las librerías preguntando cuánto me costaría imprimir y encuadernar la historia entera. Prácticamente en todas me decían lo mismo, unos 35€, algunas haciéndome descuento y otras sin descuento alguno. Con el monedero vacío, poca cosa he podido hacer aún, pero al menos sé lo que hay.

La semana pasada, aprovechando una escapada a Tarragona, me acerqué al registro de la propiedad intelectual. Pregunté y me reenviaron a otro mostrador donde me informaron bien sobre lo que debía llevar (una copia impresa y encuadernada de la historia, con portada con el título y el nombre del autor, y dos fotocopias del DNI, por si a alguien de la zona le interesa registrar algún texto) y la tasa que hay que pagar para registrar algo (unos 13€). A demás, hay que rellenar unos formularios que básicamente son datos (tu nombre, tu dirección, lo que se registra... ese tipo de cosas). Como no tenía nada, porque mi monedero aún no está lo suficientemente lleno para llevarles nada, agradecí y puse rumbo a mi siguiente parada.

Un consejo que me dieron sobre editoriales fue entrar en la sección de libros de El corte inglés y anotarme las editoriales que publican del género que escribo. Simplemente decir que yo busqué "literatura juvenil", vi a lo lejos que las estanterías estaban etiquetadas y cuando quise buscar la etiqueta con el género, todo era "novela juvenil". Rebusqué, rebusqué, rebusqué, pero allí todo era "novela juvenil". Eso sí, si buscáis novela romántica, la encontaréis rápidamente, os lo digo yo.

Conseguí anotarme bastantes editoriales, pero supongo que me tocará acercarme a la biblioteca para cercionarme que realmente las que he anotado publican historias del género de la mía. Porque la mitad de las que anoté de esa enorme estantería son novelas románticas seguro (no me fijé en los títulos, fui directa a las editoriales). Habré de buscar el horario de verano, porque las pocas veces que he pasado por delante al ir a buscar el pan por la mañana, estaba cerrada. Y creo recordar que la mitad de las tardes no abren. Una cosa muy rara, la verdad...

Hasta aquí los avances. Bien cierto es que todo cuesta algo (literal, física, psíquica y monetariamente hablando), pero así es la vida, ¿no? Si quieres algo, has de dar algo a cambio siempre. Poquísimas cosas son gratuitas y ninguna de ellas es algo material, físico.
 
Espero y deseo poder escribir pronto una nueva hojita en la que os anuncie que al fin he pasado este punto y voy en busca de editorial que acepte mi historia. ¿Cuántas páginas más serán necesarias antes de llegar al primer gran día?

lunes, 15 de junio de 2015

Misión imposible... por ahora


¡Muy buenas a todos y bienvenidos a los que seáis nuevos por aquí! Antes de empezar, agradecer a las tres personas que han votado en la encuesta. Sin lugar a dudas, el encanto del papel no puede ser superado ni siquiera por la comodidad que ofrece una ligera tabla electrónica.

Hoy me da que voy a ser un poquitín bastante imparcial. Espero lo sepáis perdonar por esta vez. Rescato una preguntita en los comentarios de hace unas páginas y me explico con algo más de precisión.

En la vida, pocas historias no me han gustado (bueno, omitamos la mitad de los libros de lectura obligatoria del instituto, es decir, aquellos que no son de escritores actuales o de texto realmente ligero). Incluso la más floja de mi lista de leídos la he acabado (pero no me pidáis el título, no lo recuerdo o simplemente es tan floja que no me viene a la cabeza). Sin embargo, por el momento hay una saga que me ha superado: la saga Inmortales de Alyson Noël.

La historia va de una chica llamada Ever que es capaz de oír los pensamientos de la gente, ver sus auras y descubrir su pasado con solo tocarles la piel y que por ello vive encerrada en sí misma con sólo dos amigos bastante excéntricos. Pero la llegada de Damen, un chico atractivo y enigmático, le da la vuelta a su vida cuando descubre que no es capaz de ver su aura y que altera sus otros dos poderes.

Hasta ahí, todo genial. Seis libros en los que se cuenta la historia de Ever y Damen con su final. No sé si es feliz o no porque no he llegado al último libro. Me costó bastante leer el primero y no llegué ni a una cuarta parte del segundo. ¿Por qué? Por Ever. La verdad, la historia hace unos meses que la leí y, como se me hizo imposible, la tengo casi olvidada (una forma de darle una segunda oportunidad, de aquí a que me lea los más de 500 libros pendientes, seguro que se me olvida que no soporto a la protagonista), por lo que voy a intentar explicaros lo que ocurrió para tenerla en la "lista negra" de lecturas.

Vale, la chica tiene un serio problema si es capaz de escuchar los pensamientos y cada vez que toca a alguien, ve su pasado. Hasta yo me encerraría en mí misma y desearía mandar a tomar puñetas al resto del mundo de estar en esa situación. Tampoco me molesta que, antes de empezar a tener esos problemillas (no voy a chivaros nada indebido, tranquilos, podéis leerlo todo sin que os chafe la historia), hubiese sido la tía más popular del instituto.

Lo que me molesta de ella es su forma de ser. Durante el primer libro, aún la pude medio soportar porque era esa situación de “me hago la dura, él no me gusta y jamás me gustará, pero en el fondo es que no veas tú las ganas que tengo de que me bese” que pasa en muchas novelas románticas juveniles. Durante el segundo, sin entrar demasiado en detalles, como ya está con Damen, lo que veía en ella era que todo es maravilloso, soy la más afortunada del universo y es que soy tan genial que me permito hacer un par de cosas que no voy a deciros porque sería chafaros la historia y que a mí me haya sacado de quicio la chica no significa que a vosotros también os vaya a desear atizarla. La verdad, si se hubiese quedado en "chica popular" a secas, creo que le habría llegado a tomar cariño.

Hasta ahora, he sabido entender por qué los personajes actuaban como actúan en sus libros. Alguien comentó una vez que no soportaba a Katniss, la protagonista de Los juegos del hambre (otra saga juvenil muy actual). Sí, bien, resulta un poco insoportable en el tema amoroso, para qué vamos a engañarnos. Pero entiendo por qué actúa de ese modo. Katniss vive en una historia en la que se ve obligada a sobrevivir, en la que un paso en falso la matará. Incluso con Tris, de Divergente, puedo entender que llegado el momento de la elección dejase a su familia para unirse a otro sector (aunque la historia de Divergente da para otra página).

La historia de la saga Inmortales me llama la atención, lo he de decir. Por eso no la he borrado de mi libro electrónico, sino que la he guardado en una carpeta llamada “infumables” para recordarme que ha de pasar bastante tiempo antes de volver a darle una nueva oportunidad. Quizás el día de mañana lo lea y sea capaz de entender y aceptar a Ever, pero por ahora no me veo con ganas de discutir con mi libro porque la chica me parece tonta.

Se acabó la página por hoy. Si alguien se ha leído la saga, por favor, que me deje un comentario con la opinión (tanto si es negativa como positiva). Por ahora, yo no puedo decir nada sobre ella más allá de que la historia me llama la atención pero la protagonista me tira para atrás. Quizás algún día, os encontráis con una página nueva en la que anuncio que he hecho las paces con Ever, me he leído la saga y la puedo apuntar en la lista de "leídos" en vez de la de "infumables".

¿Qué me decís? ¿Seguiréis conmigo todas estas páginas u os iréis y jamás veréis si logro llevarme bien con esta saga?

lunes, 8 de junio de 2015

Escritura romántica



¡Hola! Me alegra teneros por aquí hoy, porque toca otra vez hablar de escritura, o lo que es lo mismo, saber algo más sobre mi forma de escribir. El tema de hoy es el romanticismo.

Si bien leo novelas románticas, historias de amor y todo esto que lleva la etiqueta de “romántico”, yo me considero una chica poco romántica. Es más, he llegado a tener sueños en los que un chico me está tirando los tejos y yo lo que hago es pegarle un puñetazo en el hombro en plan colegas y dejarle en la friendzone descaradamente (para quienes no estéis familiarizados con la palabrita friendzone: por mucho que insistas, no vas a pasar de amigo). Luego despierto, me doy cuenta del sueño y me parto yo sola de risa porque las insinuaciones en el sueño habían sido descaradas y yo pasando de largo todo el amor. Escribir algo romántico, por lo tanto, me es difícil por no decir frustrante en según qué momentos. Sólo hay dos formas de que me salga este tipo de escritura.

La primera es por súper-mega-ultra inspiración divina (sí, sí, súper-mega-ultra, no habéis leído mal). La idea ha de venirme con la dosis de romanticismo que toca o ni de coña funciona la cosa. Ignorando la vertiente novelística (porque sólo puedo contar “New Life”, por mucho que haya otras ideas viejas apelotonadas en una carpeta), a Fanfiction subí un total de tres historias románticas que pueden meterse en este grupo. Dos son cortitas (una fue petición de una lectora y decidí currármelo; la otra es una boda, algo que es raro no estar acompañado de la etiqueta de “romanticismo") y la tercera es la que sí me vino por súper-mega-ultra inspiración divina y ocupa cinco capitulitos.

La segunda es la más normal en mis fics románticos: a través de la música. En el mundo de los fics existen los “songfics”. Definición sacada de Wikipedia:

"Fanfic escrito generalmente en prosa e inspirado o regido por una canción, suele ser corto o del tamaño de la letra de esta. Este tipo de fanfics muestra algunas escenas de una historia acorde con la letra de una canción. Ya sea sólo algunas estrofas en medio del relato, toda la canción, dividiendo el fic en distintas partes y dando más consistencia a la historia, o seleccionar una parte de la canción, y línea por línea ir intercalando con la historia."

De este tipo tengo cinco fics que van formando una historia. Cada fic es una canción que me sacó la idea mientras la escuchaba. Empecé con “Dile al sol”, de La oreja de Van Gogh. Ya la había escuchado hacía mucho tiempo, pero un día me dio un golpe de esos nostálgicos en los que te apetece ver o escuchar algo de hace mucho tiempo y la puse. Enseguida se me montó la peliculita en la cabeza y la pasé a Word. Para los siguientes cuatro ya tenía una idea base, pero no logré escribir ni una palabra hasta que encontré las canciones adecuadas.

No soy muy conocida en el mundillo de los fics, la verdad, me sigue poca gente. Pero los que me han leído y se han atrevido a dejar un comentario, todos han valorado positivamente y me han hecho pensar que quizás tampoco soy tan mala en cuanto a romanticismo. Supongo que el esfuerzo merece la pena al final, aunque sea sólo para una persona. Algún día quizás me da un aire y os copio el link de la historia o el texto si es cortito en una de las próximas páginas para que valoréis vosotros cuánto romanticismo desprendo.

Y ya está, página pasada. Si alguien siente curiosidad y no puede esperar a que comparta en una entrada una de esas historias, podéis pedirme el link en los comentarios. Los que no tengáis tanta curiosidad o sepáis ser pacientes para leer algo, también podéis dejar algún comentario, por supuesto.

¿Quién más pasará páginas en busca de historias románticas?

jueves, 4 de junio de 2015

¿Libro en papel o libro electrónico?



¿Qué tal os va? Os he hecho esperar un poco más de la cuenta esta vez, he estado probando a ver por qué no llegan vuestros mensajes, pero no he dado con absolutamente nada. Así pues, para todos aquellos que habéis llegado aquí a través de Facebook, sentíos libres de dejar vuestro mensaje allí si no lográis que llegue nada aquí. Y para los demás, podéis enviarme email a sheimar90@gmail.com si os cansáis de intentarlo mil veces.

Hoy os tocará opinar un poquito: ¿qué es mejor, un libro de papel o un libro electrónico?

He crecido en una época en la que la tecnología ha ido tomando terreno muy rápidamente. De pequeña, lo más tecnológico que tenía era un walkman, esos aparatos gordos en los que escuchabas música de una cinta. Aún abundaban los libros de papel en casa, ordenados en una enorme estantería en el comedor en la que había de todo, desde mis cuentos infantiles hasta mapas de carretera pasando por una biblia y los libros de terror de la colección de mi madre. Unos años más tarde, otra pequeña estantería en mi habitación también acabó llenándose de libros y comics, apelotonándose en dos e incluso tres filas para caber todos.

Conforme han ido pasando los años, las reformas en casa han ido haciendo que esos rincones donde antes se acumulaban libros fuesen desapareciendo o reinventados. La estantería del comedor, por ejemplo, no encontró hueco cuando se montó el ascensor; la mía ha acabado cortada por la mitad. Todos esos libros que no han podido continuar en sus sitios se han visto “obligados a emigrar” a otro rincón. Una gran parte de esos libros han acabado en cajas, guardados lejos de la mirada de la gente. Otros han contado con la suerte de ser “rescatados” y llevados a otra estantería que, desgraciadamente, queda bastante lejos de mí en estos momentos como para poder ser leídos en cualquier momento.

Con la llegada de los libros electrónicos, el papel ha ido perdiendo poder y presencia (al menos en mi casa). No es lo mismo tener dos libros de más de 600 páginas en una estantería que tener una simple tableta de un dedo de grosor y ultra ligera con una docena de libros con las mismas características. Ni es lo mismo cargar el peso de un libro que el de un libro electrónico. En mi caso, eso no ha sido lo que me ha llevado a tener libros digitales (porque he cargado con libros de más de 300 páginas al instituto para leerlos en horas muertas… junto con el peso de los libros de texto, libretas y todo lo que un estudiante lleva normalmente en la mochila), sino el espacio que ocupan. También influye el tema económico: las páginas webs gratuitas en las que se cuelgan los libros en formato epub han hecho que el gasto se haya reducido a la compra del libro electrónico (o ninguno si tienes un programa en el ordenador que lee ese formato o te lo puede transformar a pdf, porque todos hemos tenido ordenador antes que libro electrónico así que ese gasto no cuenta).

Siempre me ha gustado coger un libro, abrirlo, perderme en sus líneas, página por página, repasando con el dedo los márgenes (y haciéndome cortes cuando más despistada iba), sentir el peso del libro y ver cómo avanza el marcador que indica por dónde lo dejaste la última vez. Es algo que un libro electrónico nunca logrará por completo. Sí que puedes perderte en sus líneas, pasar páginas y sentir que cada vez avanzas más, pero jamás podrás notar su peso ni ver el avance sin necesidad de abrirlo. Pero he de admitir que, de no ser por el libro electrónico, muchos de los libros que tengo en él jamás los habría descubierto. Por no mencionar esos libros escondidos en cajas u ordenados en la estantería del pueblo, a kilómetros de distancia y a la que me acerco pocas veces al año, cuando voy a esa casa.

No podría elegir cuál prefiero. Por sensaciones, el libro en papel. Por comodidad, el libro electrónico. Pero al fin y al cabo, ambos llevan a lo mismo con finales un tanto diferentes: el libro en papel, si es malo, acabará olvidado en una estantería o colado en cualquier puesto de venta/intercambio de libros de segunda mano o donado a una biblioteca pública; la versión digital verá cómo el soporte en el que se encuentra será conectado a un ordenador y eliminado de su interior. Porque un libro te puede emocionar igual en papel que en digital.

Hasta aquí esta página. ¿Qué preferís vosotros, hacer el movimiento con la mano para pasar la página o pulsar un botón? Tenéis una semanita para votar vuestra preferencia en la encuesta de la izquierda, así que ya estáis tardando en darle.

Nos leemos en la próxima página, a la que sí o sí vais a tener que acceder con un clic.